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19-05-2012 Pesca de pejerrey, matungos y neblina durante
toda la jornada
Sábado muy temprano,
antes de que amanezca nos juntamos los tres pescadores que
íbamos a llevar a cabo esta nota. Javier Sancho, Santiago
Carrasco y un invitado especial: Rodi Romero. Por lo que nos
arrojaba la tabla de marea, tuvimos que llegar al río
temprano para poder ingresar con agua ya que estaba en
bajante y a las 9 de la mañana iba a estar en su punto
mínimo. Equipos preparados, carnada como siempre de nuestra
amiga Alicia (mojarras vivas: 02223 15 674787), era hora de
dar aviso en Prefectura que "El Indeciso" ingresaba al agua
a realizar pesca deportiva. La mañana se presentó con un
leve viento del sector Sur, a medida que los minutos iban
pasando, ese vientito iba disminuyendo cada vez más. El
cielo gris, además de las nubes nos acompañó durante toda la
jornada la niebla.
Navegamos 3.000 metros,
apagamos el motor, largamos el ancla de capa al agua, el
aceite de pescado comenzó a gotear y listo, la embarcación a
la deriva... comienza la jornada. Al principio la pesca
estaba dura, las boyas derivaban pero no había toques. El
río estaba medio movidito temprano y el viento nos llevaba a
una velocidad considerable. Los primeros piques los
recibió
el pescador que estaba en la popa de la embarcación.
Cuando el agua se puso quieta, las olas desaparecieron y el
viento calmó completamente, podíamos ver cómo andaban los
pejes cerca de las boyas. Había que prestar mucha atención
porque a la mínima resistencia que sentía el pescado largaba
la carnada. Siempre soltábamos hilo de más para no perder
los piques y clavar en la llevada sin que el pejerrey nos
largue la carnada. Si bien el pique no era constante, el
porte era muy bueno.
La poca deriva de la
embarcación, la falta de sol y la falta de correntada nos
estaban empezando a jugar una mala pasada, las boyas
quedaban quietas en el mismo lugar. Al encontrarnos con este
panorama tuvimos que empezar a usar el ingenio para que las
boyas muevan, se vayan para adelante y caminen por la calle
de ceba. Tratábamos de atraer a los flecha de plata
moviéndoles las boyas con pequeños tirones. Comenzó a
recibir piques el que estaba en la proa y el del centro
también, por ahí había algún momento que picaban todas las
líneas a la vez pero luego teníamos otro tiempo que no
pasaba nada. Llegó un momento que tomamos la
decisión
de pescar anclados (en el momento de la creciente) para que
las boyas caminen aunque la embarcación se quede estática.
Entre medio de los pejerreyes que pudimos pescar tuvimos
también capturas de patíes y bagres amarillos. Siempre están
presentes cuando la gareteada no es la mejor o la
temperatura no es la adecuada.
Nos resultó una jornada
muy difícil, el peje está, pero si nos hubiese ayudado un
poquito más el viento estaríamos hablando de una gran
jornada con muchos matungos. Esto es lo que tiene la pesca,
nunca está el éxito garantizado y es esto lo que hace que
sea un deporte tan apasionante, que no sabemos nunca con qué
nos vamos a encontrar.
La jornada de pesca
terminó a las 16 horas, el cielo seguía gris y el río
parecía una pileta de natación. Así y todo pudimos pescar
alrededor de 20 pejerreyes entre los cuales había varios de
muy buen tamaño y peso. A diferencia de jornadas anteriores
el pique no fue constante. Pero lo bueno es que pudimos dar
con los primeros matungos de la temporada, si bien ya
habíamos pescado de buen tamaño esta vez pudimos hacerlo en
varias capturas. Ya sabemos que falta un poco más de frío
para que podamos vivir la pesca del pejerrey en todo su
esplendor, igualmente, ante condiciones adversas
podemos
ver que insistiendo se obtienen resultados también.
Para realizar este tipo
de pesca en Magdalena deben comunicarse con uno de los
hombres que más conoce al río, Miguel Alvarado: 02223 15
674787. El además de llevarlos a pescar les va a enseñar.
También vende mojarras para los que lleguen a nuestras
costas y no tengan carnada.
Magdalena... pesca todo
el año.
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